La capitana del Embutidos Pajariel Bembibre, Alejandra Quirante, alcanzará este sábado, en el encuentro que enfrentará a su equipo con el IDK Gipuzkoa, la cifra de 100 partidos como jugadora en la ahora denominada Liga Femenina Endesa. Como sucediera con las dos últimas directoras de juego con más minutos en el cuadro berciano (Aleksandra Stanaćev y Roselis Silva), la mallorquina se convertirá en centenaria en la máxima categoría formando parte de la escuadra rojilla, en este caso, también en un buen momento de su carrera. “Estar rodeada de personas que me cuidan, me animan y me hacen mejor día a día me facilita mucho el camino y, sobre todo, me permite disfrutarlo, que es fundamental”, explica la 7 del conjunto de la villa del Boeza.
Quirante, no obstante, considera que aún puede aportar más en el equipo: “No me he parado a pensar en si es mi mejor momento o no, pero es cierto que me siento bien y con confianza. Creo que el paso más importante que he dado ha sido en la responsabilidad”, especifica la base balear, que asegura que “he trabajado mucho para estar aquí. También tengo claro que puedo hacerlo mucho mejor y voy a conseguirlo”, sentencia la de Palma de Mallorca, que esta temporada ha mejorado su aportación respecto a su primera campaña en la capital del Bierzo Alto.
Debut en Rivas ante historia viva del baloncesto español
Han pasado 9 años desde aquel 10 de octubre en el que, a la edad de 18 años, Quirante debutó en la máxima categoría con el Sóller Bon Día en la histórica cancha del Cerro del Telégrafo frente a un Rivas Ecópolis en cuyo plantel brillaban jugadoras históricas de la selección como Amaya Valdemoro o Elisa Aguilar y estrellas del presente como Anna Cruz o Laura Nicholls. Su equipo, en el que ya estaban jugadoras como Paola Ferrari, Gaby Ocete o Shay Murphy, cayó por 96-70.
Sobre aquella histórica fecha, Quirante recuerda que “debuté en la pista de un grande como era entonces Rivas Ecópolis. La fecha (10-10-10) facilita que lo recuerde con tanta claridad”, bromea la mallorquina, que añade que “en aquella plantilla ripense jugaban, entre otras, la gran Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar. Recuerdo que durante esa semana estaba súper emocionada porque mi familia venía a Madrid para ver mi debut”, explica la jugadora balear, que agradece el apoyo constante de sus seres queridos a pesar de haber pasado casi una década: “Aún a día de hoy y sea donde sea, siempre me acompañan en el primer partido de la temporada. ¡Qué suerte la mía!”, enfatiza.
Una anécdota en el debut
Quirante recuerda, además, que tenía tantas ganas de debutar que nada lo iba a impedir. “Tuve un pequeño imprevisto dos días antes: me pillé el dedo meñique de la mano izquierda con la puerta del coche, me lo rompí y tuvieron que darme tres puntos”, rememora. “Menos mal que esa tarde no teníamos entrenamiento y el coach, Jorge Méndez, no tuvo que enterarse”, explica la base insular, que añade que “al día siguiente aparecí con el dedo vendado como si fuera de un golpe y, aunque sufriendo un poquito, entrené con normalidad hasta el día del partido. Debuté y les conté la verdad”, comenta.
En el equipo balear estuvo dos campañas que supondrían el inicio de su carrera en competiciones de la Federación Española de Baloncesto (FEB). Quirante asume que fueron muy importantes: “En las dos temporadas en Sóller aprendí muchísimo. Yo tenía 18 años y estaba rodeada de grandes jugadoras como Shay Murphy, Paola Ferrari, Gaby Ocete, Astou Traore o Laura Villaescusa, con la que aprendí mucho tanto dentro como fuera de la pista”, precisa la base mallorquina, que lamenta no haber podido seguir en Sóller: “El equipo desapareció por temas económicos. Una lástima”, resalta la jugadora isleña, que admite que “poder jugar en casa y en la máxima categoría era muy especial”.
Cinco años en Liga Femenina 2
Esa desaparición obligó a Quirante a coger las maletas al finalizar la temporada 2011-2012 para enrolarse en un histórico del baloncesto nacional, Celta, donde estuvo su primera temporada en Liga Femenina 2. Sobre esa campaña, Quirante recuerda que “tuve la mala suerte de lesionarme durante la pretemporada y hube de estar un mes parada. Fue un año duro por empezar así y también por ser la primera experiencia fuera de casa”, admite la directora de juego, que aclara que “lo recuerdo con cariño por toda la gente que me rodeó allí, ya que me cuidó mucho y bien. También tengo un recuerdo especial por todo lo que aprendí y sufrí con Carlos Colinas”, resume.
Su siguiente paso fue el regreso a su tierra, Baleares, para seguir tres temporadas en la segunda categoría del básquet femenino nacional con el Instituto de Fertilidad Air Europa. “Sale un equipo de LF2, así que no me lo pienso”, describe Quirante, que recuerda que “fueron tres años de estar rodeada de los míos y de seguir haciendo lo que más me gusta. El último año allí fue difícil”, matiza la mallorquina, que explica que “volvía de un verano muy duro y de mucho trabajo para recuperarme de mi lesión de hombro. Las cosas con el equipo no fueron como esperaba”, argumenta la base rojilla, que asegura que “perdí la motivación y ya no lo vivía con la pasión necesaria. Dejé de jugar antes de Navidad”, resume la jugadora balear, que añade que “me tomé unos meses de parón, de cambio de aires. Necesitaba reencontrarme y cargar las pilas nuevamente”, certifica.
Movistar Estudiantes: vuelta a Liga Femenina Endesa
Su quinta temporada en Liga Femenina 2 la disputó en otro histórico. Quirante admite que “por cosas del destino, en 2016 recibí la llamada de Movistar Estudiantes y ahí es cuando se encendió la chispa de nuevo. Sentí algo especial”, subraya la directora de juego, que opina que “no podía dejar pasar esa oportunidad. No perdí ni un segundo: hice las maletas y me fui a Madrid”, explica la mallorquina, que reconoce que su primer curso allí, el que culmina con el ascenso a la Liga Femenina, “fue un año maravilloso. Un ambiente espectacular, un feeling de equipo irrepetible”, precisa la 7, que considera, además, que esto “se vio reflejado en las 14 victorias seguidas en liga regular Le pusimos la guinda con 4 victorias más que posibilitaron el salto de categoría”, precisa Alejandra, que acabó siendo la MVP de la Fase celebrada en León. “¿Qué más se puede pedir? ¡Fue impresionante!”, resalta.
En su segunda temporada en el equipo colegial vuelve a la Liga Femenina. “Ese año –reconoce Quirante– fue bonito y duro a partes iguales. Vuelvo a la máxima categoría del baloncesto femenino español, había trabajado mucho en verano para estar preparada ante el salto de categoría, pero en esta ocasión salió cruz y ese mismo año descendimos. Aun así, no puedo decir que fuera un mal año”, aclara la base insular, que afirma que “personalmente me sirvió para aprender muchísimo y para seguir creciendo como jugadora y como persona”.
En El Bierzo vive su segunda temporada
Tal es así que Embutidos Pajariel Bembibre apuesta, al inicio de la temporada 2018-2019, por Alejandra Quirante para empezar a reconstruir un proyecto totalmente renovado, en el que sólo el segundo entrenador, Popi González, seguía respecto a la campaña anterior. La mallorquina afrontó con ilusión una nueva etapa. “A pesar de haber descendido, yo quería seguir en esta Liga y Bembibre fue la propuesta que más me motivó”, reconoce la capitana del cuadro berciano, que añade que “todo el mundo me había hablado muy bien del entrenador, Pepe Vázquez, y de su forma de trabajar. Eso me convenció”, apostilla la 7 del conjunto bembibrense, que agrega que “tener a Roselis Silva de compañera en el puesto de base fue una motivación extra y el camino para seguir aprendiendo y creciendo. Sabía que la competencia diaria era muy grande y que me iba a tocar trabajar y esforzarme muchísimo, pero también que tendría sus frutos”, subraya.
Vive su segunda temporada en la capital del Bierzo Alto y, aunque está siendo dura por el alto nivel de la competición, Quirante es optimista: “Tenía claro que el inicio iba a ser complicado. Tenemos muchas jugadoras nuevas y sin experiencia en la Liga”, argumenta la base balear, que considera, no obstante, que “eso no debe servirnos para lamentarnos o sembrar dudas, sino para que sea un reto aún mayor. El año pasado a estas alturas estábamos en una situación similar –acabó la primera vuelta con dos triunfos– y viendo cómo llegamos al final de temporada tengo claro que este año puede pasar lo mismo. Estamos en el camino y vamos a seguir trabajando muy duro para que así sea”, puntualiza la directora de juego de la escuadra berciana, que opina que “en los último partidos ya se ve la progresión. Aunque a veces parezca –reconoce– escasa o lenta, la hay y eso es lo importante: no dejar de avanzar hasta que logremos el objetivo”, concluye.
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